La primer parte de mi búsqueda la inicié partiendo de la alimentación occidental en la que estamos ahora inmersos. En esta segunda parte quiero comenzar con la dieta mediterránea para conocer su historia.
Un poco de historia
El gobierno griego había realizado un
estudio (financiado por la Fundación Rockefeller) a finales de los años
40, con objeto de elaborar un plan de actuación para mejorar la salud de
sus habitantes. La muestra poblacional elegida fue de 128 familias de la isla
de Creta.
En 1953 el epidemiólogo americano Leland G. Allbaugh analizó este estudio y realizó un informe en el que destacaba que los vecinos de Creta gozaban de un aceptable estado de salud aún cuando su dieta era poco variada y frugal pero se adaptaba perfectamente a sus necesidades y medios disponibles.
Su dieta estaba compuesta, fundamentalmente,
por frutas y verduras, legumbres, aceitunas, aceite de oliva sin refinar,
cereales, plantas silvestres, pescado, poca carne de animales criados al aire
libre y leche de cabra.
Posteriormente Ancel Keys,
fisiólogo americano, que había estado haciendo experimentos sobre la adaptación
humana al ayuno y la inanición, se interesó por las conclusiones de Allbaugh
que relacionaban la conformación de los hábitos alimenticios de los cretenses
en función de las necesidades y recursos naturales que poseían.
La frugalidad de la alimentación de los cretenses y la observación de una baja
incidencia en enfermedades coronarias, llamó la atención de Keys y le llevó a emprender una investigación
que duró más de 15 años.
Se llamó el estudio de los 7 países (Yugoslavia,
Italia, Grecia, Finlandia, Holanda, EEUU y Japón). Estudió a 13.000 hombres de
edad media en 16 poblaciones rurales con dietas muy diferentes entre ellas.
Intentaba encontrar la correlación entre el consumo de grasas y las enfermedades cardiovasculares y así confirmar su propia teoría.
Dada su obsesión con este tema fue apodado como “Mr Cholesterol”.
Intentaba encontrar la correlación entre el consumo de grasas y las enfermedades cardiovasculares y así confirmar su propia teoría.
Dada su obsesión con este tema fue apodado como “Mr Cholesterol”.
Así nació la famosa “hipótesis lipídica” que a pesar de que ya ha quedado totalmente desmontada y carece de validez, aún persiste en nuestros días…
La hipótesis lipídica pretende relacionar el consumo de grasas saturadas y colesterol con la incidencia de enfermedades cardiovasculares, es decir, que las grasas saturadas aumentan el colesterol en sangre y este crea placas que obstruyen arterias.
Sin embargo, en una revisión posterior del estudio se detectaron defectos de forma y errores metodológicos e interpretativos, de manera que solo se establecía asociación de las variables pero no causalidad.
Sin embargo, en una revisión posterior del estudio se detectaron defectos de forma y errores metodológicos e interpretativos, de manera que solo se establecía asociación de las variables pero no causalidad.
Esto quiere decir que durante el estudio coexistieron los dos factores: grasas saturadas + colesterol y enfermedades cardiovasculares, pero no demuestra que los primeros sean la causa de dichas patologías.
Incluso se ha dicho que el estudio era más amplio, con
más países, pero que se redujo con el fin de eliminar aquello que desbaratase la
teoría. Por tanto, las
conclusiones obtenidas no serían válidas y la hipótesis no se demuestra: comer grasas saturadas y tener colesterol en sangre no está directamente relacionado con las enfermedades cardiovasculares (siempre hablando de personas sanas sin otras patologias asociadas).
Infinidad de estudios posteriores han demostrado que
grupos poblacionales con alto consumo de grasas saturadas no presentan niveles
altos de colesterol ni enfermedades cardiovasculares (tribus masais,
indios navajos o habitantes de Alpes suizos, por ejemplo).
Pero la guerra a las grasas ya había empezado y la imparable industria alimentaria comenzó
la producción de pseudoalimentos bajos en grasas, con su estrella
principal, la margarina, y los que vinieron después: los
pretendidamente sanos, productos light. Por supuesto también se unió
la industria farmacéutica con sus medicamentos reductores
del colesterol.
Y parece que ya no hay
quien pare esta maquinaria.
Volviendo al tema...
Eat well and stay well, se basaba en las conclusiones "nutricionales" a las que habÍa llegado con su estudio y además, incluía recetas.
Más adelante, en el segundo libro, el matrimonio, daba las claves para conseguir una cocina al estilo de los países del Mediterráneo.
Una forma de cocinar, sencilla, barata,
saludable y placentera.
La mejor forma de conservar la salud.
Pero lo que desencadenó la marea que ha llegado hasta nuestros días, fue el subtítulo: “The mediterranean way”.
El término fue evolucionando hasta convertirse en lo que hoy conocemos como dieta mediterránea.
¿Aquella dieta tiene algo que ver con la actual?
Llegados a este punto, cabría preguntarse si lo observado en la época del estudio se correlaciona con el estilo de vida actual, si las conclusiones obtenidas tendrían validez hoy, si los alimentos que tomaban aquellas personas se parecen en algo a los modernos, si disponemos de recursos naturales locales y limpios como ellos, si realizamos el mismo trabajo físico, si nuestra actividad diaria está de acorde con la ingesta realizada, si el bienestar emocional y mental es similar… A primera vista yo diría que no, luego entonces, extrapolar y generalizar es casi como tergiversar o utilizar los datos según el fin al que van encaminados
Si aceptamos que en la
cuenca mediterránea se vivía saludablemente. ¿Por qué ha empeorado la salud de
sus habitantes? ¿Qué ha pasado?
Se podría decir que Europa fue despertando
lentamente de una dura guerra, la calidad de vida fue mejorando y fue creciendo
económicamente, pero a al mismo tiempo fue cambiando el estilo de vida, se
fueron introduciendo otras costumbres. La globalización y la homogenización
alimentaria fueron apartando y denostando los usos y las tradiciones propias de cada lugar.
Así llegamos a la paradoja: mejor nivel de vida, peor salud (más
obesidad y más enfermedades crónicas).
La familia Keys, tan
deslumbrada por sus propios estudios, estableció una segunda residencia al sur
de Italia, cerca de Salerno, donde pasaban grandes temporadas. Allí pudieron
ser testigos de cómo se iba desvirtuando la dieta que tanto defendían y,
refiriéndose a los restaurantes, Ancel Keys decía: “lo que sirven es un travesti de la dieta mediterránea”.
La DIETA MEDITERRÁNEA fue declarada en 2010 como PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE LA HUMANIDAD
Quizás estemos sufriendo una idealización de la dieta mediterránea
La cuenca mediterránea es muy amplia y en ella se
distinguen diversas culturas, algunas muy marcadas como la griega. La
disparidad entre todas las poblaciones no solo es cultural y religiosa, sino
también alimentaria. Tenemos nexos en común procedentes de los alimentos
propios de la cuenca pero las tradiciones son distintas, incluso dentro de un mismo
país.
¿Sería más acertado entonces hablar de... dietas mediterráneas…?
FoodScape de Carl Warner |
De cualquier forma, en los últimos 50
años, en toda la cuenca mediterránea, la variación en sus dietas y costumbres
alimentarias ha sido importante, se han incorporado masivamente azúcar,
edulcorantes, aceites vegetales, toda clase de alimentos procesados y un
aumento excesivo de harinas refinadas, derivados cárnicos y lácteos. Por
supuesto en el supermercado estos pseudoalimentos exhiben sus rótulos alusivos
a la sana dieta mediterránea que ellos nos ofrecen ya que incluyen algunos ingredientes incuestionablemente mediterráneos, (volvemos al nutricionismo).
Al parecer, todo vale.
¿Y qué pasa con el estilo de vida mediterráneo?
También ha habido cambios. Otras nuevas
formas de trabajo han forzado nuevos horarios y maneras de comer, se ha
cambiado la actividad física diaria por machacantes sesiones de gimnasio, la
tranquilidad se ha sustituido por el estrés y las prisas, y las relaciones
sociales por las nuevas tecnologías.
Falta descanso, buena comida y buen humor.
Después de ver todo esto es normal que nos
entren dudas.
Entonces, ¿Cuál
es nuestra base alimentaria actual?:
¿Una alimentación
mediterránea occidentalizada?
¿Una alimentación
occidental con productos mediterráneos?
¿Una alimentación
globalizada y homogénea con rasgos autóctonos?
¿Una alimentación
marcada por lo que nos venden como saludable?
Y ¿alguna de ellas es sana?
Me temo que no.
Con este desconcierto creo que tengo que seguir buscando.
Lo interesante sería encontrar la experiencia de personas que posean longevidad y salud. ¿Existen? Si
En el próximo artículo os cuento dónde los he encontrado
Me temo que no.
Con este desconcierto creo que tengo que seguir buscando.
Lo interesante sería encontrar la experiencia de personas que posean longevidad y salud. ¿Existen? Si
En el próximo artículo os cuento dónde los he encontrado
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Hola
ResponderEliminar¿Como sé yo que los alimentos vegetales de mi entorno han crecido en una tierra óptima?.Hay estudios de la UPV cuyos resultados muestran la mala salud de los suelos en muchos puntos de la geografia vasca.
¿Puedo fiarme de los productores locales?.No, pues estos ,en numerosas ocasiones , bien porque se han quedado sin género o bien por adversas condiciones meteorológicas, se pasan por los almacenes mayoristas antes de ir a la plaza a vender sus productos.
Dieta mediterranea y picaresca latina.
Saludos
Hola
EliminarMi lema es intentar escoger siempre lo mejor de lo que haya, mejorar lo que esté a mi alcance y no preocuparme de aquello que no puedo controlar.
Es cierto que la calidad de la tierra y del agua no son óptimas, en cualquier parte que lo miremos. Como consumidores no podemos hacer nada. Como colectivo social tenemos la opción de influir en el mercado, no comprando productos que no nos parecen fiables. De esta manera estamos marcando una tendencia, haciendo presión y dirigiendo el mercado en la dirección que nos interesa a nosotros.
http://quesabesdenutricion.blogspot.com.es/2013/01/desenmascarando-la-alimentacion-3.html
Cuando vayas al mercado intenta conocer a los pequeños productores de la zona, además de comprar local podrás intercambiar información y conocer otras realidades.
Gracias por tu comentario