A principios
de mes se ha aprobado la nueva ley sobre etiquetado de alimentos y
bebidas de la Unión Europea.
Tras dos años
largos de negociaciones, los responsables de Sanidad y Consumo, finalmente establecen
una norma relativa a la expresión del contenido en azúcar, grasas y sal en la etiqueta, con la finalidad de que los consumidores puedan llevar
una dieta saludable y combatir la obesidad
Está
pendiente remitir la normativa al Parlamento Europeo y se espera que entre en
vigor en 2013. Este periodo de transición se concede para que la industria
alimentaria haga los cambios oportunos.
No será una etiqueta
igual para todos lo países europeos. Cada país podrá diseñar el modelo
de etiqueta siempre que respete los requisitos básicos y no cause confusión a
los consumidores. La etiqueta semáforo no ha sido aprobada, de hecho a
principios de año la Unión Europea ya se había
pronunciado en contra.
En la
etiqueta se debe especificar el contenido en grasas, grasas saturadas,
carbohidratos, (haciendo referencia a la cantidad concreta de azúcares),
proteínas y sal, los datos vendrán expresados por 100 ml o 100g. También deberá
figurar el contenido en sustancias alérgenas (como cacahuete, leche o pescado).
Opcionalmente se podrá
indicar la cantidad de algunos nutrientes, medida en porcentaje relativo a la
cantidad diaria recomendada. Datos como cantidad de colesterol, fibra y otros
nutrientes no se consideran obligatorios.
Los datos deberán
ser legibles y con un tamaño mínimo de 1.2 milímetros.
Quedan exentos
de este tipo de etiquetado los alimentos no envasados y bebidas alcohólicas,
aunque para el vino se ha creado una comisión que presentará un informe en un
plazo de 5 años, para valorar si procede el uso de dicha etiqueta en esta
bebida.
Personalmente
me parece un error haber rechazado el uso de las etiquetas semáforo,
puesto que en un vistazo nos mostraba la composición del alimento en cuestión y
en caso de tener que limitar el consumo de algún ingrediente, este se identificaba
fácilmente. Para información más detallada está la tradicional etiqueta nutricional pero hay que destacar que gran parte de los consumidores no
conoce los términos que se utilizan o no sabe interpretarlos. El pequeño tamaño
de la letra también puede representar un obstáculo.
No se si las
marcas comerciales que utilizan el semáforo nutricional seguirán utilizándolo
pero el hecho de que no exista una etiqueta estandarizada para la Comunidad
Europea, puede generar confusión y no mejorará nada la capacidad del consumidor
para entender las etiquetas y valorar si es apropiada o no para su salud, tal y
como es el objetivo que alega la UE.
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