En un proceso de cambio de alimentación no se debe perder de vista el ejercicio como apoyo motivacional y como otro elemento indispensable para mantener y/o mejorar la salud. Caminar con atención plena incrementa sus beneficios.
A estas
alturas ya vamos conociendo aquellos errores dietéticos que nos alejan de la
salud pero solemos dejar en un segundo plano el peligro que supone el sedentarismo.
No
hay duda que las personas que realizan alguna actividad física tienen mayor
calidad de vida, ya que aumenta el bienestar tanto físico como mental. Conscientes
de ello nos planteamos grandes metas con complicadas tareas para conseguir un
cuerpo en forma. Pero la realidad es que
no hacemos ejercicio, ni tan siquiera el más sencillo y asequible, CAMINAR.
Caminar
ha sido desde el principio de los tiempos el medio natural para desplazarnos. Constituía
una necesidad, un modo de sobrevivir. Un hombre primitivo andaba diariamente entre
10 -15 km. En el contexto actual ya no existe esa obligación y nos planteamos
caminar como si fuera una carga, una imposición. Es por eso que la mente se
esfuerza en encontrar toda clase de inconvenientes que nos impiden salir a caminar.
¿Cuáles
son los motivos para no salir a caminar?
- Está oscuro, se hace de noche pronto…
- No hay lugares adecuados cerca de mi casa…
- No tengo tiempo en todo el día…
- No me gusta ir solo/a…
- No noto el beneficio...
- Hace frio (en invierno)…
- Hace calor (en verano)…
- Es muy aburrido...
- Nunca me ha gustado hacer ejercicio...
- Me duelen las rodillas (sin patologías evidentes)...
- Llueve, nieva, hace viento y otras inclemencias del tiempo…
- Hoy/mañana/pasado me espera un día muy duro…
- Me acuesto muy tarde por la noche…
- Ya trabajo bastante todo el día…
- No quiero tener que madrugar más...
- Caminar no es ejercicio, preferiría ir al gimnasio (pero tampoco voy)…
Estas
argumentaciones son reales, son respuestas que me he venido encontrando en mi trabajo. Como
habrás observado esto no son razones, SON EXCUSAS.
Si
las analizamos una por una, podríamos ir desmontándolas todas, porque en el
fondo son subterfugios que nacen de creencias erróneas o maneras de justificar
el nulo deseo de cambiar el estilo de vida. El único modo de contraatacar es
dejar el victimismo a un lado y deshacer aquellas ideas negativas sin
fundamento.
Todo
esto viene a cuento porque hace poco me encontré con una persona que años atrás
venía a mi consulta y que hacía mucho tiempo que no veía. Me alegró mucho saber
que todas aquellas visitas habían tenido su fruto.
A esta ama de casa tan atareada, además de ciertos cambios en su dieta, le propuse salir a caminar cada día, realmente su salud lo necesitaba. Pero ella aseguraba no tener tiempo. Vivía en una casa de 2 plantas. Además de atender la casa y a su marido, tenía cada día a la hora de comer a 4 nietos y, en ocasiones, a algunos de sus 3 hijos y nueras. Por las tardes tenía que hacerse cargo de la nieta más pequeña hasta que llegaban sus padres del trabajo. Con este panorama le resultaba difícil encajar otra “obligación” más, como era caminar. Decía que caía rendida por la noche en la cama y no quería ni pensarlo.
Después de varios intentos fallidos con poca predisposición por su parte encontré un pequeño resquicio. Cada día, ineludiblemente, salía a buscar el pan y lo hacía a primera hora de la mañana, antes de empezar las tareas. Así que le propuse hacer un itinerario alternativo. Buscamos entre las dos un recorrido más largo desde su casa a la panadería habitual que le supondría unos 15 minutos y además recorría un tramo de paseo arbolado. Al principio le costó, "le parecía una pérdida de tiempo".
En las siguientes visitas se quejaba de cansancio pero descubrí que lo que realmente ocurría era el desgaste que le producía ir contrarreloj y en tensión (iba todo el camino pensando en aquello que estaría haciendo si estuviera en casa o todo lo que le quedaba por hacer).
Como primera medida decidimos dejar el reloj en casa para no mirarlo constantemente pero no fue una buena idea porque esta situación le producía ansiedad y seguían asaltándole las prisas y los remordimientos cuando recordaba lo que le quedaba por hacer. Así que le planteé dar un paso más. Le expliqué lo que era la atención plena y cómo podía practicarla mientras caminaba (ser consciente del recorrido que hacía, del paisaje, de los sonidos que oía, de su propia respiración, de cómo se sentía…). Realmente este tipo de actividades “mentales” le atraían más y le resultaban más motivadoras, así que me aseguró que lo probaría. En la siguiente visita, aunque reconocía que invertía solo 10 minutos en el paseo, la encontré más animada y fui resolviendo sus dudas.
No
llegué a saber su evolución porque no volvió a la consulta. Por eso me produjo
tanta alegría encontrármela después de tanto tiempo y ver con qué emoción me
explicaba sus logros: sale cada día, camina entre 20-40 minutos y su marido ha
prometido que en cuanto se jubile saldrá con ella. A día de hoy puede decir que
ya es una rutina más en su vida de la que no piensa prescindir. Además, afirma que "perdió
un poco de peso y se siente más ágil y más optimista". Un gran éxito, sobre todo
teniendo en cuenta que ahora tiene un nieto más.
Si
analizamos esta historia, ¿qué vemos?
¿Cuál era el problema que la impedía caminar?
Ninguno. No había ningún problema real que se lo impidiese.
¿Dónde nacía la resistencia a probar?
En su mente. Ese es el lugar exacto dónde se inventan los problemas que luego nos creemos. Dejamos que nuestra mente imagine y nos pinte un escenario antes de probar o comprobar que nada de eso es cierto.
El peligro es dejar que
las excusas, las limitaciones y los problemas que crea nuestra mente puedan regir
nuestras vida y restarnos opciones.
Así que si estás planteándote empezar a caminar te voy a dar una auténticas razones para hacerlo y unos consejos útiles:
Beneficios de caminar:
Mejor
control del peso. Activa el metabolismo y disminuye el hambre.
Mejora
la circulación general del cuerpo y la capacidad de bombeo del corazón.
Mejora
la digestión y sobre todo el proceso de eliminación.
Mantiene
la estructura de los huesos.
Tonifica
los músculos.
Refuerza
el sistema inmunológico (adaptándose a la climatología).
Mejora
la vista (si se mantiene la mirada lejana).
Aumenta
la vitamina D por la exposición diaria a los rayos del sol.
Elimina
tensiones y minimiza preocupaciones.
Reduce
el estrés y mejora la depresión.
Mejora
la memoria y despeja la mente.
Aporta
bienestar y mejora el ánimo por una mayor liberación de endorfinas.
Las endorfinas son hormonas que están ligadas a la felicidad y se liberan, entre otros momentos, cuando haces ejercicio. Son capaces de minimizar las malas sensaciones que recibimos de nuestro cuerpo, aumentan la actividad del cerebro y producen cierta euforia. Es por eso que además de mejorar nuestra salud también fomentará el crecimiento en otras aéreas de nuestra vida.
En resumen, hacer ejercicio nos vuelve más felices, pero ha de ser un acto cotidiano, el día que no hacer ejercicio no se liberan.
En resumen, hacer ejercicio nos vuelve más felices, pero ha de ser un acto cotidiano, el día que no hacer ejercicio no se liberan.
Consejos para empezar:
Salir
con ganas de disfrutar, no por obligación.
Ropa
y calzado cómodo. Más adelante merece la pena gastar dinero en algún calzado
especial que se adapte a tus necesidades.
Mantener
una buena postura, correcta respiración y un ritmo constante y ligero. No es
necesario ir deprisa.
Caminar
de forma continua sin distracciones, no pararse a hablar con vecinos o
conocidos, ni ver escaparates ni hacer la compra.
Buscar
lugares adecuados, a ser posible con vegetación, como parques, jardines y evitar
zonas con mucho tráfico.
Si
hay ocasión es bueno caminar descalzo por la hierba o por la arena.
El
mejor momento es por la mañana. La actividad despierta y estimula los procesos
físicos y mentales gracias a la estimulación de las endorfinas.
Lo
ideal sería caminar, al menos, media hora, pero hemos de ser realistas, para introducir
una nueva rutina no es conveniente marcarse una meta demasiado ambiciosa es
preferible plantearse pequeños retos a la medida de cada cual e ir incrementando el tiempo poco a poco.
Antes
de salir hacer algunos estiramientos y ejercicios de respiración.
Caminar adecuadamente:
Pasos
no demasiado largos.
Mantener
el ritmo durante todo el trayecto
Espalda
recta.
No
arrastrar los pies
Brazos
sueltos y relajados con movimiento de péndulo.
Mirar
al frente, evitar mirar al suelo.
No
llevar peso (ni en brazos ni en la espalda).
Cuando
ya lleves un tiempo puedes introducir algunos cambios en la rutina para
aumentar el ejercicio, en intensidad y variedad. Por ejemplo cambiar el ritmo (aumentar
y bajar varias veces durante el recorrido). Dar pequeñas carreras como si fuera
un sprint. Subir y bajar unas escaleras deprisa o con los pies juntos….
Atención Plena
Mindfulnes o Atención plena es otra forma de meditar.
Se trata de vivir el presente, percibir lo que te rodea, apreciar tus sensaciones y emociones, ver, oler y escuchar, admirar la naturaleza y disfrutar del momento. Concéntrate en estar atento/a solo a eso.
Si tu mente te distrae del presente con pensamientos repentinos no importa, retoma la atención plena todas las veces que sea necesario. Nadie dijo que fuera fácil.
Se puede llevar música con auriculares pero yo no lo recomiendo, se disfruta más del paisaje y de la atención plena si se está atento a lo que te ofrece tu entorno.
¿Qué prefieres la mente llena (Mind Full) de preocupaciones o
la mente plena (Mindful) a tu disposición para disfrutar?
Al llegar a casa
Repite los estiramientos y los ejercicios de respiración.
Bebe agua. No es necesario tomar bebidas isotónicas en actividades suaves-moderadas como caminar.
Tampoco es necesario reponer con más comida lo que se ha gastado. No es un ejercicio de gran intensidad, así que solo hay que reponer si se tiene hambre auténticamente.
Finalmente
Siempre
les decimos a los niños que no pueden rechazar un alimento sin haberlo probado antes.
Pero los adultos ni siquiera intentamos algo que supuestamente no encaja en
nuestra vida solo porque nos saca de la zona de confort.
Caminar
no es solo una buena decisión, es un
beneficio para la salud. Por ello ha de convertirse en una prioridad: deja a un
lado las ideas boicoteadoras y da el primer paso.
Si llueve, coge un paraguas y unas buenas botas.
Si hace frio, abrígate.
Si hace calor, sal temprano y haz un recorrido por la sombra.
Si no te
gusta ir solo, busca compañía…
Rompe todas
las excusas y sal a caminar cada día.
Tengo
que añadir que el mindfulnes (atención plena) fue de gran ayuda en este caso porque
le supuso hacerse consciente y disfrutar de lo que hacía pero en realidad resulta
muy útil en cualquier actividad de la vida diaria. La atención plena nos hace vivir
y aprovechar cada momento y extraer su mayor provecho, nos permite ser como realmente
somos y sentirnos bien con lo que hacemos.
También te gustará:
Hola. yo trabajo todo el dia sentada, aunque esté en mi casa no puedo tomarme tiempo porque tengo que cumplir unos objetivos. solo me quedan los domingos para caminar
ResponderEliminarHola
EliminarEntiendo tu situación pero quería comentarte algo que leí hace poco
Hay un estudio que dice que se obtienen más beneficios para la salud haciendo 15 minutos diarios de ejercicio que ir 2 veces a la semana un gimnasio.
Se que parece increíble pero los resultados lo demuestran. La correcta manera de realizarlo es hacer 5 descansos de 3 minutos a lo largo de toda la jornada laboral. En esos descansos se trata de levantarse, caminar, estirar, saltar, es decir, hacer una serie de movimientos para desentumecerse. Yo además añado unos breves ejercicios de respiración profunda y 1 minuto de meditación.
Pruébalo. Los primeros días haz un descanso o dos. Verás cómo no afecta a tu trabajo y te sentirás mucho mejor (física y mentalmente). Yo utilizo un programador para que me avise cuando ha pasado una hora y así garantizo que no me olvido. Aunque alguna vez la tarea no me ha permitido parar procuro no dejarlo porque realmente refresca el cuerpo y la mente.
Espero que esto te ayude
Saludos