La alimentación humana se ha ido alejando de la naturaleza y de sus productos naturales para ir acercándose a los productos tecnológicos. Estamos perdiendo la relación directa con los alimentos originales y llenando despensa de productos elaborados con larga fecha de caducidad y fácilmente almacenables.
Las grandes corporaciones nos los ofrecen ya lavados, encerados, troceados, empaquetados, procesados, precocinados, etc. Permitimos que la industria nos presente productos con supuestas mejoras o cualidades beneficiosas para la salud, llamándolos alimentos funcionales. (Que yo sepa, un alimento natural, ya es funcional en si mismo, posee vitaminas, minerales, fitonutrientes y otras sustancias bioactivas.).
Así que los fabricantes para “facilitarnos la vida” nos ofrecen productos procesados, es decir, que han sufrido varias transformaciones y procedimientos para obtener un artículo que llame la atención del consumidor actual ávido de soluciones rápidas. Fischler denomina a este tipo de alimentos, OCNIs: Objetos Comestibles No Identificados.
Volver a la alimentación natural, es decir a aquella que tu bisabuela reconocería, es tan sencillo como realizar consumo de temporada y de proximidad, es decir buscar aquellos alimentos que:
- Sean naturales. Que provengan de la naturaleza directamente, sin procesamiento industrial, "del campo a la mesa".
- Sean locales. Propios de la zona en que se vive y producidos en proximidad.
- Sean de temporada. Lo que corresponde a cada época del año.
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El día que pensemos en global y actuemos en local no habrá utopía que se nos resista...
ResponderEliminarAbrazote utópico, Irma.-
Por supuesto y no vamos a cansarnos de transmitir el mensaje
EliminarGracias por tu comentario