Por fin ya ha pasado!! Ya estamos inmersos en el nuevo año, hemos superado la Maratón Gastronómica de las Navidades y ahora estamos haciendo frente al torrente de Buenos Propósitos que el día de Año Nuevo proclamamos a los cuatro vientos, entre ellos, aquel cambio de alimentación que llevamos posponiendo tanto tiempo.
Ya ha terminado el primer mes del año. Aquello que te habías prometido sigue en la
lista de propósitos, aún sin comenzar. Quizás sea este uno de los motivos por
el cual dicen que Enero es el mes más duro del año. Incluso se han hecho
investigaciones…
Parece ser que Cliff Arnal, investigador y experto en motivación de la Universidad de Cardiff, ha desarrollado una fórmula mediante la cual ha podido calcular que el tercer lunes de enero es el día más triste del año. En dicha fórmula intervienen variables como el clima o el dinero pero también: motivación, necesidad de cambio y tiempo transcurrido desde el último intento fallido de aquel propósito de Año Nuevo.
Sin necesidad de fórmulas
sabemos, por experiencia, que un porcentaje muy bajo de los propósitos que a principio de año nos inundan el corazón y nos llenan la boca, llegan
a conseguirse. La mayoría se van diluyendo en el transcurrir de los días y si perdemos
el foco, la rutina diaria acaba con la motivación inicial.
¿Por qué? Veamos:
- ¿Has concretado exactamente lo que deseas conseguir?
- ¿Has establecido claramente cómo lo harás?
- ¿Te has marcado las metas intermedias?
- ¿Le has puesto fecha de inicio y de consecución?
- ¿Lo has escrito todo en un papel?
Si no has
pasado por estos puntos te falta la parte fundamental de todo proyecto: La Planificación.
Tener un propósito y pensarlo o expresarlo verbalmente en un
momento de euforia es un acto impulsivo que no garantiza su inicio y, mucho
menos, su consecución. Esta actitud solo exterioriza un deseo profundo pero no
se establece ningún vínculo ni responsabilidad ya que no existe un compromiso.
Lo único conseguimos es que permanezca en nosotros aquella canción de fondo:
tengo que…, debo…, el lunes empiezo…
Qué hacer con un propósito
Todo propósito necesita tener un plan,
como si fuera una hoja de ruta. Es una labor de diseño de un plan hecho a tu
medida en el que se detallan los pasos a seguir y que incluye, ineludiblemente,
un objetivo claro y un compromiso.
El itinerario te va indicando los pasos que hay que ir dando pero
el grado de compromiso que adquieras es el que te ayudará a persistir para
alcanzar el objetivo.
Así que, ¡despierta! No te quedes atascado en el mismo punto año tras año. Elige tu objetivo y planifícalo bien.
Planificando:
1. Qué
La
lista de propósitos
Esta lista se puede hacer
en cualquier momento del año, pero parece siempre más propicio cuando se
percibe un cambio exterior (cambio de año, de estación, de curso escolar, de
casa, de trabajo, etc.). La lista de principio de año suele ser la más extensa
y ambiciosa.
Realizar una lista de
objetivos a principio de año es muy conveniente por varias razones pero yo
destacaría dos: te mantiene en la búsqueda de la felicidad y te concede la sensación
de ser capaz de lograr todo aquello que te propongas.
Un consejo: esta lista debe
incluir todo aquello que a nivel personal te haga crecer, mejore tu vida y te
ayude a disfrutarla. Todo lo que no sea personal y tengas que hacer por
imperativo social, familiar, profesional, etc. debe ir en otra lista aparte.
Elegir
un propósito
Ya tenemos la lista hecha pero
es inviable realizar todos al mismo tiempo. Para poder elegir el más correcto lo mejor es ir marcando en
distintos colores los que nos parecen más importantes y de estos, marcaremos
los que, a día de hoy, son factibles.
A continuación, hay que
ser realista. Si nos cuesta cambiar y tenemos experiencia en intentos fallidos,
es mejor que nos lo pongamos fácil. De la selección última que has hecho, elige el más sencillo para empezar, no seas
ambicioso. Tendremos más garantías de éxito si la meta es sencilla. Y, sobre
todo:
Un éxito nos permite abrir la mirada, tener otras perspectivas, y nos hace más optimistas. En definitiva, afrontaremos la siguiente meta con más fuerza.
META CONSEGUIDA ES AUTOESTIMA ENRIQUECIDA.
Un éxito nos permite abrir la mirada, tener otras perspectivas, y nos hace más optimistas. En definitiva, afrontaremos la siguiente meta con más fuerza.
Definirlo
bien
Ha de ser algo concreto y
específico. Por ejemplo decir: "voy a comer mejor", no delimita ni define. Es un deseo, no una intención
porque no es concreto ni especifica lo que se quiere hacer y, por tanto, nos impedirá planificar correctamente.
Conviene precisar al máximo.
Sin embargo, esta frase podría servir como título de una serie de objetivos que giran alrededor de un mismo tema (comer mejor): aprender recetas con verdura, disminuir consumo de pan, dejar las galletas, aprender a hacer germinados en casa, comer legumbres 2 veces a la semana...
Sin embargo, esta frase podría servir como título de una serie de objetivos que giran alrededor de un mismo tema (comer mejor): aprender recetas con verdura, disminuir consumo de pan, dejar las galletas, aprender a hacer germinados en casa, comer legumbres 2 veces a la semana...
Visualiza
Es más fácil acercarse al
objetivo y conseguirlo si tienes claro cómo lo quieres y que sensaciones deseas
obtener.
CASO PRÁCTICO:
(Para hacerlo más gráfico voy a poner un ejemplo que nos servirá durante todo el proceso).
CASO PRÁCTICO:
(Para hacerlo más gráfico voy a poner un ejemplo que nos servirá durante todo el proceso).
De la lista de propósitos que has realizado para este año has elegido este objetivo: Aprender a hacer germinados en casa para añadirlos a las comidas diarias.
En este caso puedes visualizar tus platos decorados con germinados, más creativos y vistosos, más saludables y, sobre todo, visualizar lo bien que te sientes al comerlos.
Ahora toca desarrollar todo el proceso...
2. Cómo
Por
escrito
Este punto parece una
obviedad pero es muy importante exponerlo en un papel, tanto para el desarrollo del plan como para ayudarte a mantener el compromiso. Además, lo que no está escrito se convierte en "palabras que se lleva el viento".
Puedes escribirlo en un cuaderno, en tu ordenador o en un diario, pero es más productivo tenerlo en un sitio visible para que te haga recordar tu objetivo.
También, puedes hacer un dibujo, un esquema, un post it o poner una bonita foto de germinados que te motive (las fotos suele ser lo que mejor funciona, te pongo un ejemplo) y colocarlo en algún lugar de la casa que resulte significativo o incluso en varios lugares de la casa. En el espejo, levantarse por las mañanas y ver en el espejo aquello que estás consiguiendo es mejor que un café.
La idea es que destaque, que te sirva de recordatorio, que mantenga tu ilusión, que te sientas orgulloso de lo que estás haciendo y, sobre todo, que te arranque una sonrisa de satisfacción cada vez que pases por delante y lo mires.
Puedes escribirlo en un cuaderno, en tu ordenador o en un diario, pero es más productivo tenerlo en un sitio visible para que te haga recordar tu objetivo.
También, puedes hacer un dibujo, un esquema, un post it o poner una bonita foto de germinados que te motive (las fotos suele ser lo que mejor funciona, te pongo un ejemplo) y colocarlo en algún lugar de la casa que resulte significativo o incluso en varios lugares de la casa. En el espejo, levantarse por las mañanas y ver en el espejo aquello que estás consiguiendo es mejor que un café.
La idea es que destaque, que te sirva de recordatorio, que mantenga tu ilusión, que te sientas orgulloso de lo que estás haciendo y, sobre todo, que te arranque una sonrisa de satisfacción cada vez que pases por delante y lo mires.
Dividirlo
en tareas sencillas
La consecución de una meta
no sigue un camino lineal porqué en ella intervienen distintos aspectos que a
su vez requieren actividades diversas. Por eso es aconsejable dividir la meta en tareas y, aunque parezca excesivo, cuantas más tareas mejor. ¿Por qué?
Para que la realización de estas tareas no sea inconexa y/o te distraiga del objetivo que estás buscando lo mejor es estructurarlas.
CASO PRÁCTICO:
- porque es más fácil mantener en foco en tareas que son cortas.
- porque conseguirlas es más sencillo y más alentador.
- porque mejora la productividad y la eficacia.
- porque se percibe mejor el avance.
Para que la realización de estas tareas no sea inconexa y/o te distraiga del objetivo que estás buscando lo mejor es estructurarlas.
CASO PRÁCTICO:
Para hacer germinados en casa necesitaremos:
Ya tenemos 3 tareas sobre las que trabajar. En este caso las tareas se podrían realizar en este orden ya que para la tarea 2 es imprescindible hacer primero la 1. A medida que avanza el plan cada tarea se va desdoblando en otras tareas y actividades como explicaba antes.
- recopilar información sobre el método.
- comprar y/o fabricar el material que se necesite.
- comprar las semillas.
3. Con qué
Recursos
¿Qué necesitas para
realizarlo? Cualquier proyecto necesita contar con recursos de todo tipo:
materiales, conocimientos, económicos, infraestructura, tiempo,…
CASO PRÁCTICO:
- Para la tarea 1 necesitaremos buscar en internet, en libros o consultar con alguien que tenga experiencia.
- Para la tarea 2, una vez que hayamos adquirido conocimientos con la primera tarea, podemos idear el sistema que mejor se adapte a tu estilo de vida, que puede ser:
- comprar un equipo completo
- hacer uno casero. Esto requiere, a su vez, subdividir en las actividades necesarias como: buscar tarros, diseñar una estructura que los sujete, etc.
- Para la tarea 3, buscar tiendas que vendan semillas ecológicas para germinar.
4. Cuando
y dónde
Fecha
de realización
Debe quedar bien estipulado el día/días de realización, la hora y, si es necesario la periodicidad y el tiempo a invertir.
Debe quedar bien estipulado el día/días de realización, la hora y, si es necesario la periodicidad y el tiempo a invertir.
Conviene recordar que si un día no se realiza, por motivos ineludibles, no ha de ser fuente de remordimiento sino saber aceptar la circunstancia como excepcional y vivirla con plena consciencia y sin culpabilidad.
Fecha
de inicio
Es muy importante escoger bien una fecha favorable, es decir, un día tranquilo en el que puedas concentrar tu atención en la meta elegida.
Es igual de importante que sea una fecha exacta, es decir, un día concreto e inamovible y evitar la aplazarlo por cualquier excusa.
La típica frase: "El lunes empiezo" no es poner una fecha, es más bien un sistema de procrastinación. Es una forma de sentir que estás tomando una decisión, sin embargo, al no haber el más mínimo compromiso no se cumple.
Es muy importante escoger bien una fecha favorable, es decir, un día tranquilo en el que puedas concentrar tu atención en la meta elegida.
Es igual de importante que sea una fecha exacta, es decir, un día concreto e inamovible y evitar la aplazarlo por cualquier excusa.
La típica frase: "El lunes empiezo" no es poner una fecha, es más bien un sistema de procrastinación. Es una forma de sentir que estás tomando una decisión, sin embargo, al no haber el más mínimo compromiso no se cumple.
La situación la puedes comparar con un billete de avión que tiene una fecha concreta pero que no puedes cambiar. Así que el día marcado se empieza porque sino el avión despega sin ti.
Dónde
Al igual que la fecha se ha de marcar lugar exacto de realización. Puede que siempre sea la mismo pero en ocasiones los lugares van cambiando por diversos motivos, hay que tenerlo en cuenta
Al igual que la fecha se ha de marcar lugar exacto de realización. Puede que siempre sea la mismo pero en ocasiones los lugares van cambiando por diversos motivos, hay que tenerlo en cuenta
CASO PRÁCTICO:
Haciendo una sola tarea y por el orden antes marcado empezaremos por el punto 1, buscar información:
"Mañana después de cenar buscaré por internet y el viernes por la tarde iré a la biblioteca".
Para hacer todo el proceso más gráfico puedes hacer un cuadrante, como este, en el que quede todo reflejado:
5. Cuanto
Fecha
de evaluación
La evaluación del objetivo
podría ser la tarea final pero también es muy importante HACER UN SEGUIMIENTO de cada tarea o actividad
y evaluarla al cabo de un tiempo.
Es necesario, para saber si vamos bien encaminados, si es preciso hacer modificaciones, si nos sentimos con fuerzas de ampliarlo o si no tiene ningún sentido seguir intentándolo.
Es necesario, para saber si vamos bien encaminados, si es preciso hacer modificaciones, si nos sentimos con fuerzas de ampliarlo o si no tiene ningún sentido seguir intentándolo.
En cualquiera de los casos
hay que valorar tanto los puntos positivos como los negativos, buscar la causa de
los errores y analizar que se puede hacer para mejorarlo.
CASO PRÁCTICO:
CASO PRÁCTICO:
Como ya has terminado la tarea 1, vamos a evaluarla. En este ejemplo, el tiempo fijado para la evaluación ha sido de una semana, ya que la tarea era relativamente sencilla.
Conviene siempre hacer un seguimiento por escrito, es la mejor manera de aprender de los errores y asentar lo bien hecho. Te dejo un cuadrante de ejemplo:
Si consideras que la tarea ha salido bien y te sientes satisfecho con el resultado ya estás listo para hacer frente a la siguiente tarea.
En este caso una de las actividades no ha salido bien, habría que valorar si se puede omitir o posponer, teniendo en cuenta si afecta a la consecución de la tarea de obtener información, es decir, si ya tienes la información necesaria o necesitas más para seguir adelante.
Con la evaluación, el
proceso ya ha terminado, pero añado otro punto importante: un contratiempo que suele darse en cualquier proceso de cambio, sobre todo cuando el proceso es largo o se
alarga más de lo esperado:
6. Por qué
Puede darse que después de un tiempo, en
algún momento (en que estás desmotivado o
cansado o cuando alguien hace una crítica a lo que haces o de repente sientes que esta meta no cumple tus expectativas) puede que te preguntes qué estás haciendo y porqué lo haces. Es como si
todo hubiera perdido sentido o ya no mereciera la pena.
El mayor problema de esta
situación es que se entra en una espiral de pensamientos que puede resultar
peligrosa ya que te aleja de tu motivación inicial. Es como si una voz interior
cuestionara todos y cada uno de los pasos que das, le restara valor a tu
esfuerzo y negara los beneficios que quieres obtener.
Así que, sin hacer ningún
caso a estos pensamientos, es el momento de volver a mirar el plan y de hacerse
la pregunta clave:
¿PARA QUÉ?
Nunca te preguntes por qué, con esta pregunta obligas a tu mente a buscar una justificación. Sin embargo si te preguntas: para qué, obtendrás la finalidad última que inició todo el proceso.
Ya has respondido a esta pregunta, pero no te queda claro, así que si aún te quedan dudas,
pregúntate: ¿Cuál fue la motivación inicial por la que decidiste que querías
hacer esto? ¿Ya no está vigente? ¿Ha cambiado algo? ¿Es solo un desanimo
pasajero?
Solo en las respuestas a
estas preguntas encontrarás los argumentos para rehacer el objetivo, para
dejarlo o para seguir adelante.
CASO PRÁCTICO:
Un buen día te parece un sinsentido lo que haces o alguien hace un comentario negativo sobre los germinados y te desanimas. Entonces, puede que te quedes bloqueado y que ya no quieras seguir.
Antes que decidir nada, hazte esta pregunta.
¿Para qué estoy germinando semillas?
La respuesta ha de
llevarte directamente al punto de partida, al momento en que elegiste este
propósito, a sentir la ilusión que tenias en ese instante y a revivir aquella
visualización que hiciste. De lo contrario haces bien en replanteártelo.
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