El
día 23 de septiembre comienza oficialmente el otoño. El mes
de septiembre se presenta como un periodo de acomodación física y psicológica, tras el descanso
vacacional. Debemos retomar nuestras actividades y hacer frente a la rutina y
el estrés. A esta situación se añade también el cambio de estación. El
organismo debe preparase para los cambios climatológicos, como el descenso de
temperaturas, la lluvia y la disminución de las horas de luz diurna. Esto
último afecta nuestro sistema nervioso produciendo cansancio, somnolencia,
desmotivación y bajo estado de ánimo. Dicha sintomatología es transitoria y va
desapareciendo paulatinamente a medida que el cuerpo se reajusta y se va adaptando
a las circunstancias tanto personales como ambientales.
Etapa
de limpieza
El
otoño es una estación de transición hacia otra más severa, con una climatología
fuerte y adversa. La mejor manera de hacerle frente es revitalizando nuestro
cuerpo.
Vemos
que en la naturaleza, el otoño, es una época de limpieza, los árboles eliminan
las hojas, los animales cambian el pelo… Para nosotros también es un buen
momento para hacer una depuración. Es una manera de dar un descanso a nuestro
aparato digestivo y ayudar a los órganos depurativos a realizar su función
desintoxicante.
Así
pues, durante las primeras semanas del otoño (antes de que empiece el frío), es
una buena idea realizar una dieta depurativa. Un buen ejemplo es la cura de uvas. Ésta cura es muy
desintoxicante y nos ayuda a eliminar las toxinas acumuladas por los excesos
del verano a la vez que nos prepara para el invierno aportándonos más
vitalidad.
Salud
en otoño
Refuerzo
inmunitario.
Con
la llegada del tiempo húmedo y frío empieza la proliferación de bacterias y
virus propios de la época que atacan principalmente al aparato respiratorio.
Nuestro sistema defensivo debe realizar un sobreesfuerzo ya que se encuentra
debilitado por el estilo de vida moderno: estrés, contaminación, tabaco, falta
de descanso y mala alimentación.
Que
podemos hacer para aumentar las defensas: Reajustar nuestro estilo de
vida y mejorar la alimentación:
- El intestino no solo es un órgano de eliminación, es una importante barrera defensiva. Para poder actuar correctamente necesita que la flora que contiene esté en buenas condiciones y para ello es imprescindible una dieta baja en alimentos de origen animal, refinados y dulces, y alta en prebióticos (vegetales y fruta que contienen fibra soluble) y probióticos (alimentos fermentados que contienen bacterias beneficiosas, como el chucrut, miso, tamari y yogur) que favorecen el equilibrio de la flora intestinal habitual.
- Existen plantas como la equinacea de reconocida actividad preventiva inmunoestimulante.
- Los cítricos son ricos en vitamina C. Pero la acción antiinfecciosa no solo es debida a esta vitamina. Otros componentes, entre ellos los bioflavonoides y la fibra, confieren esas propiedades inigualables a la naranja y otros cítricos, gracias a una actuación sinérgica de todos ellos. Calidad nutricional que nunca encontrarás en un zumo envasado.
Órganos
afectados en otoño
Según
la Medicina Tradicional China, en otoño los órganos que están más activos son
los Pulmones y el Intestino Grueso. Por ello en esta época
predominan las dolencias relacionadas con estos dos órganos. Un exceso de mucosidad
puede alterar su función produciendo una congestión nasal e intestinal.
Los
alimentos que generan mucosidad son principalmente: leche y derivados, dulces,
refrescos, harina y pan. También huevos, embutidos, carnes asadas, grasas en
general. Estos alimentos son difíciles de asimilar por el intestino produciendo mucosidad y acúmulo de toxinas, que tendrán repercusiones en otras partes de cuerpo, por ejemplo, hacen que nos levantemos congestionados, con abundante moco nasal.
Antioxidantes:
Los
antioxidantes son sustancias que neutralizan la acción oxidante de los
radicales libres. Diariamente nuestro cuerpo produce radicales libres como resultado del metabolismo, lo
cual no ofrece ningún peligro, pero un exceso de ellos producidos como
consecuencia de la mala alimentación, estrés, tabaco, alcohol y también por
agentes contaminantes externos, provocan envejecimiento
y degeneración de las células
lo que puede dar lugar a ateroesclerosis, cataratas, cáncer y cuadros
inflamatorios crónicos.
Nuestro
cuerpo produce unos antioxidantes propios, pero resultan insuficientes
para el ritmo de vida actual. Estos no tienen nada que ver con los que
ingerimos en la dieta: carotenos, bioflavonoides, vitamina E, C y minerales
como el selenio, entre otros. Cada uno de ellos actúa de manera distinta y
todos son necesarios, por eso es imprescindible la variedad diaria en
las comidas y la utilización de verduras y frutas frescas.
Cambios
que trae el otoño
En
otoño, la naturaleza inicia su recogimiento. Desaparece la actividad en las
ramas de los árboles, las hojas se caen y la energía se concentra en la raíces.
Esto nos indica que nuestra alimentación tiene que cambiar, en otoño debemos buscar
alimentos que nos aporten calor y nos refuercen. Ya no necesitaremos tantos
líquidos, la comida será más seca, con más sal y podemos reducir la cantidad de
crudos para dar paso a alimentos
cocinados. Podemos preparar estofados, salteados, verduras al vapor o
legumbres hechas en la olla a presión. Es más adecuado para ésta época comidas
sencillas con pocas mezclas de alimentos y con abundante verdura de temporada.
Se ha de ir incrementando lentamente
el consumo de legumbres y de proteínas pero no de grasas, e incorporar picantes
suaves como el jengibre y la mostaza que nos aportarán calor.
Qué
alimentos debemos tomar en otoño.
La
naturaleza siempre nos ofrece los alimentos que contienen los nutrientes que
necesitamos, en el momento adecuado. Observamos que aumentan las verduras de
raíz como zanahoria, cebolla, nabos, chirivías, puerro, rábano…
Podríamos
decir que los alimentos más representativos de esta época son las setas, las
uvas y los frutos secos. Tres alimentos que nos aportan abundante energía para
entrar en el otoño.
Las uvas tienen un gran poder depurativo, como
he comentado anteriormente. Además contienen antioxidantes para protegernos de
los radicales libres.
Las setas son ricas en agua y también aportan proteínas por ello es más
aconsejable consumirlas con verduras o en ensaladas pero no con carne para no
excedernos en proteínas. Son ricas en vitaminas del grupo B También contienen un alto en vitaminas del grupo B yminerales incluido el hierro.
Frutos
secos. La mayoría, excepto las castañas, son ricos en proteínas, y
ácidos grasos poliinsaturados por lo que resultan muy calóricos. Algo que hay
que tener en cuenta al incluirlos en la dieta para combinarlos adecuadamente.
Nos serán más útiles para comer entre horas o para completar platos de verduras
o ensaladas. Deben consumirse mejor crudos. Si se tuestan pierden las
vitaminas, y los ácidos grasos poliinsaturados ven alterada su estructura
perdiendo sus efectos beneficiosos.
Otros
alimentos predominantes :
La col o repollo y la col lombarda, poseen
una buena cantidad de vitamina C y carotenos.
Los cítricos que llegan bien entrado el otoño, como
naranjas y mandarinas. Además de fortalecer nuestro sistema inmunológico, la
vitamina C ayuda a asimilar mejor el hierro de los alimentos.
La calabaza
aporta numerosos nutrientes antioxidantes, fibra y es muy digestiva.
Las castañas difieren de los otros frutos secos en
que son muy pobres en grasas y proteínas pero contienen muchos hidratos de
carbono. Es importante tenerlo en cuenta a la hora de combinarlo con otros
alimentos. Son ideales para deportistas como fuente de energía. Aportan
numerosos minerales. Crudas pueden resultar indigestas
También
destacan otros alimentos ricos en vitamina A y C y minerales como tomate,
espinacas, acelgas, coliflor, zanahoria, granada, ajo y cebolla.
LISTA
DE ALIMENTOS DE TEMPORADA:
VERDURAS: alcachofas, acelgas,
apio, berenjenas, boniato, calabacín, calabaza, cardos, cebolla, coles de
Bruselas, coliflor, escarola, endibias, espinacas, judías verdes, lombarda,
nabos, pimientos rojos y verdes, puerros, remolacha, repollo col, setas,
zanahorias.
FRUTAS: aguacates, caqui,
ciruelas, chirimoyas, dátiles, granadas, kivis, limones, mandarinas, manzanas,
membrillos, naranjas, peras, piña, plátanos, pomelos, uvas.
FRUTOS
SECOS: almendras,
nueces, castañas, piñones, avellanas, y también orejones, higos secos.
Comiendo alimentos de temporada mantenemos el ciclo natural de producción de alimentos, cuidamos nuestra salud y ayudamos al mantenimiento de pequeñas explotaciones locales realizando consumo de proximidad.
Este artículo ha sido revisado y actualizado el 17 de septiembre de 2011
Este artículo ha sido revisado y actualizado el 17 de septiembre de 2011
*Este artículo está incluido en la página:
Comer sano todo el año
Donde encontrarás información sobre alimentación para las cuatro estaciones del año.
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Gracias!
ResponderEliminarGracias a ti Nai!!
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