Nuestra supervivencia en La Tierra ha estado marcada, entre otras muchas cosas, por la armonía con los ritmos día-noche y su relación con la alimentación. La invención de la bombilla y la capacidad de tener luz artificial de noche supuso un gran desarrollo, no cabe duda, pero también introdujo la cronodisrupción que junto con el fácil acceso a la comida han dado como resultado trastornos de la salud.
La evolución humana es
producto de la adaptación a los ciclos de la naturaleza determinados por los
ritmos solar, lunar y terrestre. El ritmo terrestre es el responsable del día y
la noche, y marca en todos los seres vivos
los ritmos vitales asociados a los periodos de luz y oscuridad. Pero
además poseemos un reloj biológico interno que genera un orden temporal en las
actividades del organismo y controla gran cantidad de reacciones bioquímicas
que se repiten regularmente, entre las que se incluyen el sueño y la
alimentación. Esta es la forma en que se
genera un ritmo biológico.
Que
es el ritmo circadiano.
De todos los ritmos
biológicos el circadiano es el más estudiado. Es aquel en el que las
actividades biológicas se repiten con una periodicidad de, aproximadamente, 24
horas. Es un ritmo endógeno, es decir interno, pero sobre él influyen factores
externos. Lo poseen todos los seres vivos y es capaz de marcar el tiempo y
determinar patrones de funcionamiento de diversas actividades fisiológicas del
organismo con intervención hormonal.
En condiciones normales, el
ciclo circadiano diferencia entre día y noche con variaciones importantes en
cuanto a funcionamiento general: el ritmo diurno se inicia al amanecer (disminuye
el sueño, se incrementa el estado de alerta, aumenta el metabolismo y hay mayor
producción de energía, se incrementa la producción de hormonas estimulantes) y
el nocturno se inicia al anochecer (aumenta el sueño, disminuye estado de alerta,
disminuye el metabolismo, se produce más grasa).
Pero no existe un único
ritmo biológico circadiano. Nuestro cuerpo debe estar preparado para diferentes
funciones a lo largo del día y cada una de ellas tiene su propio ritmo por lo
cual los distintos ritmos se enlazan o superponen manteniendo una armonía
indispensable.
Aunque los ritmos biológicos
estén acompasados con la naturaleza pueden persistir en ausencia de señales
exteriores pero sufriendo desajustes. Por ejemplo cuando se viaja a otro
continente el ritmo biológico de sueño-vigilia se ve alterado por el cambio
horario, es decir, intenta persistir el ritmo interno. El reloj biológico y el
ritmo terrestre se han desajustado y se necesita un tiempo de adaptación para
sincronizarlos de nuevo.
Quien
controla el ritmo
La unidad central que dirige
este mecanismo es el núcleo supraquiasmático que se encuentra en el hipotálamo.
Su fuente de información para iniciar su funcionamiento es la luz que le llega
a través de la retina. Ésta recoge en sus fotoreceptores la radiación luminosa
y a través de transmisores químicos envía la información al núcleo.
La
información procesada en este centro se envía a los sistemas inmunitario,
endocrino, termorreguladores, neurológico,… Se podría decir que el núcleo funciona
como un marcapasos.
Pero existen también otros
centros sincronizadores en órganos periféricos, como el hígado y tejidos como
el adiposo, que trabajan en armonía para que todo el conjunto corporal
permanezca en equilibrio.
Estos centros siguen la pauta marcada por el núcleo
supraquiasmático no obstante se ven afectados por factores internos como pueden
ser la edad, el peso, el sexo, el metabolismo, la actividad y el tipo de
alimentación.
Y aún hay más, cada célula del cuerpo posee su propio sistema de
sincronización, los genes reloj, que también participan en todo este conjunto.
Sin embargo todos estos
sistemas pueden dejar de funcionar correctamente si en nuestro día a día vamos
cometiendo errores.
Alteración
del ritmo
El actual estilo de vida
viene marcado por las numerosas actividades a realizar: trabajo, casa, familia,
ejercicio físico, compromisos sociales, ocio, formación, viajes… Intentar
compaginarlo todo nos lleva a modificar las pautas de alimentación y descanso.
Alargamos el día con la intención de abarcarlo todo, de manera que relegamos a horarios
nocturnos actividades que requieren un aporte hormonal diurno y por tanto se
realizan a “contracorriente”.
Así llegamos a la cronodisrupción, término con el que se
define la alteración del funcionamiento del ritmo circadiano. Hemos visto que
la presencia de luz envía información al núcleo supraquiasmático, así que si
durante la noche abusamos de luz brillante artificial, estamos transmitiendo
una información equivocada y nosotros
mismos estamos alterando los ritmos biológicos. Como consecuencia sufrimos
efectos bien conocidos como cansancio, mal humor, mala cara, sueño…, que a la
larga puede dar lugar a desordenes neurológicos y psiquiátricos. En pruebas de
laboratorio y experimentos con personas se ha comprobado que la obesidad y
enfermedades metabólicas crónicas y cardiovasculares pueden ser debidas a una
alteración del ritmo biológico personal.
Cronodisrupción
y alimentación
Sabemos que la luz y la
alimentación son los sincronizadores externos más importantes de los ritmos
circadianos. Hemos visto las posibles consecuencias de la cronodisrupción por
exceso de luz brillante pero no menos importantes son los efectos de la cronodisrupción
en la alimentación. Los
malos hábitos alimentarios contribuyen a la cronodisrupción y esta a su vez
repercute en los hábitos alimentarios.
Según la Dra Garaulet de la Universidad de
Murcia, “la falta de un horario regular de comidas favorece la obesidad y el
riesgo cardiovascular”. El grupo de Nutrición y Bromatología de la Universidad
de Murcia, que ella dirige, pretende determinar hasta qué punto las
alteraciones del ritmo circadiano se deben a la genética o a factores
ambientales.
Como hemos visto los sistemas hormonales son distintos
por la noche y por el día. Por ejemplo, la insulina
por la noche no esta tan disponible, lo que hace que si se toman alimentos con
azúcar por la noche, esta vaya a parar directamente a depósitos de grasa del
cuerpo, engordando.
Pero también existen otras 2 hormonas que interaccionan en
competencia para regular la ingesta: La hormona Leptina sintetizada en las células grasas (que se encarga de producir
la sensación de saciedad) y la hormona Grelina
que se produce en el tracto gastrointestinal (que se encarga de producir la
sensación de hambre).
La alteración del ritmo circadiano (por la presencia de
luz en la noche, por la falta de sueño, por alteración de horarios de descanso y/o
alimentación…) puede dar lugar a una resistencia
a la leptina de manera que no se obtendría la sensación de saciedad y se
seguiría teniendo hambre.
Si se rompe el ayuno fisiológico de la noche se está potenciando
la alteración de los ritmos biológicos lo cual repercute en la salud.
Según la Dra Garaulet las
personas que tiene alterados los ritmos biológicos están más gordas y considera que tan importante es lo que se come como la hora en que se come. En un
estudio realizado por ella se pudo comprobar que las personas que hacían su comida
principal después de las 15 horas tenían más problemas para perder peso.
Parece que todos son
caminos que conducen a la obesidad, que es lo más manifiesto y evidente, pero
silenciosamente se van alterando otros sistemas del cuerpo de manera que a la larga
pueden aparecer enfermedades como la diabetes, problemas cardiovasculares o
cáncer.
CÓMO
COMBATIR LA CRONODISRUPCIÓN
Entendiendo
al cuerpo
Por instinto sabemos que existen
momentos adecuados para nutrirse, por el día y otros en los que conviene ayunar,
por la noche. Este es el ritmo biológico digestivo que incluye unos momentos de
absorción y asimilación y otros de descanso y depuración.
El organismo está en
constante transformación, es un ciclo continuo. Así llegamos al principio del yin
y el yang: son dos polos contrarios que están en continuo movimiento, dos
fuerzas opuestas, complementarias y dependientes de las que surge el
equilibrio. Si no interaccionaran entre
ellas no habría vida. Estos son conceptos de Medicina Tradicional China que
nos resultan complejos a los occidentales pero hay que tenerlos en cuenta y en
el caso que nos ocupa nos ayuda a entender mejor cómo funciona el aparato
digestivo.
La energía que circula por
nuestro cuerpo a través de los meridianos (canales de energía que comunican
todos los órganos) correspondientes a los distintos órganos del cuerpo sigue un
ciclo circadiano. Funciona con un reloj biológico en el que cada órgano tiene
dos horas concretas de máxima energía y dos horas de mínima. Este ciclo
energético se repite siempre de la misma manera, la energía circula siempre por
los meridianos en el mismo orden y lo que ocurre en unos afecta a otros.
En el caso de los órganos
del aparato digestivo vemos que la máxima energía comienza temprano para el
meridiano del Estómago de 7 a 9 de la mañana, por ello es la mejor hora para el
desayuno. A continuación vendría el meridiano de Bazo-Páncreas que según los
chinos convierten los alimentos ingeridos en sangre y energía de las 9 a las 11
de la mañana.
Otro órgano del aparato
digestivo, el Intestino Delgado, trabaja de las 13 a las 15 horas, separando y distribuyendo los nutrientes.
Después de esta hora ya han pasado los momentos de máxima energía de los meridianos de digestivo, por lo que las
comidas restantes del día (merienda y cena) deberían ser livianas con alimentos
sencillos y fáciles de digerir, ya que el aparato digestivo dispone de poca
energía a partir de esa hora. Vemos que esto coincide con lo que demostraba la
Dra Garaulet en su estudio, (las personas que hacían su comida principal después
de las 15 horas tenían más problemas para perder peso).
Otro momento importante en
el ciclo digestivo es de 23 horas a la 1 de la madrugada, momento en que comienzan
los trabajos de depuración en la Vesícula Biliar y para ello el cuerpo necesita
iniciar el periodo de reposo y descanso y no estar entretenido en complicadas
digestiones. A continuación el Hígado de 1 a 3 de la madrugada realiza una
limpieza importante de sangre. La fase eliminativa se realiza de las 5 a las 7
horas de la mañana en las que el Intestino Grueso se prepara para evacuar los
desechos corporales.
Poner
en hora nuestro reloj biológico
Cada día nuestro cuerpo se
pone en hora. Todos los sincronizadores del cuerpo se ajustan para trabajar en
armonía. La luz como fuente sincronizadora externa nos marca diariamente el inicio
de nuestras actividades. Así que levantarnos cada mañana a la misma hora y exponernos
unos momentos a la luz brillante del sol nos da la señal de salida. No es necesario
mirar al sol ni que nos dé en la cara, simplemente a través de la ventana dejar
que la retina reciba la luz brillante.
Ya solo queda evitar
desincronizar durante el día los ritmos biológicos manteniendo unos horarios
regulares de comida, ejercicio y descanso:
Gestos
diarios para mantener los ritmos biológicos
Los buenos hábitos son
fundamentales para mantener los ritmos, pero han de ser diarios, no es
necesario que sea de una precisión matemática pero sí que guarden una cierta
armonía.
- Levantarse siempre a la misma hora. Todos hemos notado que en ocasiones nos despertamos sin necesidad del despertador a la hora que solemos hacerlo todos los días. Es una buena señal (si hemos descansado lo suficiente o no, es otro tema). Cuando volvemos de vacaciones uno de los problemas que se incluye en el estrés postvacacional es recuperar este ritmo de vigilia-sueño.
- Por la noche utilizar luces con tonos cálidos del espectro azul y no alargar demasiado la jornada, sobre todo con actividades que requieran mucho esfuerzo tanto físico como mental. Aún se está investigando que tipo de luz es más aconsejable por la noche, pero parece ser que la tipo LED resulta demasiado brillante, por tanto desincronizadora.
- Realizar algún tipo de ejercicio diariamente, a ser posible en el exterior, a la misma hora y con luz de día, porque el ejercicio además de sus conocidos beneficios tiene un efecto neuroprotector y es un fabuloso regulador del estado de ánimo. Por el contrario el sedentarismo altera los ritmos biológicos.
- Los horarios de comidas han de ser regulares. Como es lógico no se puede llevar un horario exacto, pero sí intentar ajustarlo de manera que las comidas más importantes se realicen en el primer tramo del día, es decir, antes de las 3 de la tarde. Comer aleatoriamente altera los genes reloj que no están preparados para esas ingestas y una de las consecuencias que puede acarrear es el sobrepeso.
- Para un buen descanso es conveniente acostarse, al menos, 2 horas después de haber cenado, dormir en oscuridad, no acostarse con ideas negativas en la mente, practicar algún ejercicio de relajación si fuera necesario, no tener aparatos electrónicos en la habitación y no tomar ningún excitante por la noche.
CUANDO COMER PARA ADELGAZAR
1. Si vas a comer dulces, hazlo por la mañana. "Por la noche empeora la acción de la insulina y sube la melatonina, lo que hace que exista una intolerancia a los carbohidratos y que la glucosa se acumule donde quizá no debería", explica la doctora Marta Garaulet, quien asegura que apostar por un desayuno light es un gran error.
2. La comida principal, antes de las tres de la tarde. ¿Cuál es la mejor hora para hacer la comida principal del día? "Definir cuál es la hora perfecta de la comida principal depende de muchos factores sociológicos, culturales, geográficos... Pero lo que sí está comprobado es que cuanto más tarde se lleva a cabo la comida con mayor contenido energético, peor resulta para la salud. Si esto lo trasladamos al uso y costumbre español, estaríamos hablando de que es importante comer antes de las tres de la tarde", asegura la doctora Marta Garaulet, Catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia.
3. Tomarse el tiempo necesario para comer y descansar después. Una siesta corta después de comer resulta más que beneficiosa para la doctora Garaulet. Asimismo, la experta asegura que descansar 20 minutos después de comer es beneficioso para nuestra salud (hay que olvidarse de comer delante del ordenador y de trabajar justo después de comer).
4. No es malo tener 'calor' después de comer. De hecho, tal como explica la experta, tener un pico de temperatura tras la comida princiapl, entre las tres y las cinco de la tarde es un indicativo de que el cuerpo está trabajando para 'quemar' esas calorías. "Es habitual encontrarse con personas que no tienen ese pico de temperatura o bien porque tienen obesidad o bien porque comen demasiado tarde", comenta Garaulet.
5. El picoteo es sinónimo de descontrol. Es mejor marcar un horario de comidas a diario y seguirlo fielmente.
6. El ejercicio, mejor por la mañana porque ayuda a sincronizar los ritmos. "Aquellas personas que suelen correr o hacer deporte por las noches alteran totalmente los ritmos circadianos porque suele costar más coger el sueño, después se levantan cansadas y se encuentran adormecidas por la mañana, produciéndose una cronodisrupción nada beneficiosa para la salud", argumenta.
7. En la cena, elige bien los alimentos. La doctora aconseja para la cena que se coman alimentos con un índice glicémico bajo, si se eligen los carbohidratos hemos de seleccionar alimentos como los arroces y las pastas integrales, pero no en solitario, pues, tal como asegura, si estos alimentos se combinan con otros ricos en grasa, proteínas o fibra tales como el atún o el tomate, la combinación de ambos contribuye a reducir el índice glicémico.
8. Un tiempo prudencial entre la cena y la cama. No sólo es importante que la cena sea ligera, sino que también es aconsejable dejar pasar un tiempo entre la última comida del día y las horas del sueño, que la doctora Garaulet calcula entre dos horas y dos horas y media (sobre todo si hemos consumido carbohidratos de absorción rápida).http://www.mujerhoy.com/salud/dietas/ocho-consejos-sobre-horarios-831514092014.html
Consideraciones finales:
Como hemos visto la salud empieza
en el mantenimiento de unos ritmos biológicos personales. Para ello es
necesario cuidar nuestros hábitos y en el caso de la alimentación es muy importante no comer a cualquier hora.
Pero seguramente ahora me diréis que hoy en día es prácticamente imposible, que el mundo en que vivimos
nos marca el ritmo y no nos deja elegir...
Realmente es así, es cierto, pero
yo también creo en el poder de la intención, en el deseo, la voluntad y la
determinación para alcanzar el verdadero propósito interno.
Sea lo que sea lo que
quieras conseguir. Siempre hay una forma de lograrlo.
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Muy bueno!!!!
ResponderEliminarHola Ramón
EliminarMe alegro de que te haya gustado
Muchas gracias por la visita
Saludos